La gestión ambientalmente adecuada de las pilas
comienza con la elección del producto que luego se convertirá en el
residuo que deberemos desechar. Por ello es importante el papel del
consumidor al momento de seleccionar la pila, con un papel
preponderante, ya que determinará a mediano plazo la calidad de los
productos ofrecidos en plaza.
Pilas, baterías
y micropilas que a diario invaden nuestros hogares. Las radios,
linternas, reloj, walkman, cámaras fotográficas, calculadoras, juguetes,
computadoras son solo una pequeña muestra de una enorme lista de
productos que emplean estas fuentes de energía, siendo la razón de su éxito comercial la autonomía de la red eléctrica, es decir ser un objeto portátil.
Actualmente no se conoce ningún estudio que evalúe el impacto al ambiente ocasionado por la utilización y manejo inadecuado de pilas y baterías
en Argentina; se sabe que varios componentes usados en su fabricación
son tóxicos y por tanto la contaminación ambiental y los riesgos de
afectar la salud y los ecosistemas dependen de la forma, lugar y volumen
en que se ha dispuesto o tratado este tipo de residuos.
El funcionamiento de las pilas
se basa en un conjunto de reacciones químicas que proporcionan una
cierta cantidad de electricidad, que si bien es pequeña, permite el
funcionamiento de pequeños motores o dispositivos electrónicos. Pero
esta ventaja favorable de la autonomía, se contrapone a los efectos
negativos de los compuestos químicos empleados en la reacción donde se
produce la electricidad, ya que en su mayoría son metales pesados, que liberados al ambiente producen serios problemas de contaminación.
Las pilas
son arrojadas con el resto de la basura domiciliaria, siendo vertidas
en basureros, ya sean a cielo abierto o a rellenos sanitarios y en otros
casos a terrenos baldíos, acequias, caminos vecinales, causes de agua,
entre otros. Para imaginar la magnitud de la contaminación de estas
pilas, basta con saber que son las causantes del 93% del Mercurio en la basura domestica, así como del 47% del Zinc, del 48% del Cadmio, del 22% del Níquel, entre otros metales pesados.
Solo para poner un ejemplo veamos como afecta el mercurio, en alta exposición, a la salud de las personas:
•
Aguda: Dermatitis, ulceraciones de conjuntiva y cornea (ceguera), en
forma oral colapso del aparato digestivo mortal en horas, insuficiencia
renal.
• Subagudas: Alucinaciones, diarreas, hemorragias,
excitabilidad, las alteraciones por contacto vía oral, mientras que por
contacto dérmico: trastornos mentales, insomnio, fenómenos vinculares
periféricos, trastornos sensoriales en las extremidades, acrodia
infantil (enfermedad rosa).
• Crónica: Todas las alteraciones más
delirio y psicosis maníaco depresiva. En exposiciones continuas pero en
bajas dosis, en forma crónica: debilidad, anorexia, pérdida de peso,
insomnio, diarrea, pérdida de dientes, gingivitis (inflamación de
encías), irritabilidad, temblores musculares suaves, y sacudidas
repentinas, sialorrea (salivación profunda).
Estas pilas sufren
la corrosión de sus carcazas afectadas internamente por sus componentes y
externamente por la acción climática y por el proceso de fermentación
de la basura, especialmente la materia orgánica, que al elevar su
temperatura hasta los 70º C, actúa como un reactor de la contaminación.
Cuando se produce el derrame de los electrolitos internos de las pilas, arrastra los metales pesados. Estos metales fluyen por el suelo contaminando toda forma de vida (asimilación vegetal y animal).
El
mecanismo de movilidad a través del suelo, se ve favorecido al estar
los metales en su forma oxidada, estos los hace mucho más rápido en
terrenos salinos o con PH muy ácido.
El núcleo de la problemática
radica en la amplia variedad y tipos diferentes, lo que surge de la
gran cantidad de sistemas químicos posibles. Esto resulta en una
complicación para su gestión dado que sus formas de tratamiento y
reciclado difieren, así como también su grado de toxicidad.
Una cuestión fundamental para el consumo de pilas y baterías
es poder clasificarlas según su composición. De este modo podemos
elegir aquellas que generan menor impacto ambiental una vez agotadas o
que pueden ser recicladas.
Como primera clasificación de pilas y baterías
podemos diferenciar las “pilas húmedas” (a base de plomo ácido y
utilizadas por automóviles, motos, tractores, etc) y “pilas secas” (a
base de carbón, cinc, litio, níquel metal hidruro, óxido de plata,
alcalinas, etc).
Las pilas secas son las utilizadas por la mayor parte de los aparatos electrónicos domésticos y pueden clasificarse a su vez en:
1.
Primarias: Son aquellas pilas comunes, generalmente cilíndricas, de
carbón-zinc, litio y las alcalinas. Estas pilas no pueden ser
recargadas, ya que se basan en sistemas electroquímicos irreversibles.
2.
Secundarias: Pueden recargarse externamente dado que están basadas en
sistemas reversibles. En la mayoría de los casos están compuestas por
ácidos, álcalis, sales irritantes y metales.
La gestión
ambientalmente adecuada de las pilas comienza con la elección del
producto que luego se convertirá en el residuo que deberemos desechar.
Por ello es importante el papel del consumidor al momento de seleccionar
la pila, con un papel preponderante, ya que determinará a mediano plazo
la calidad de los productos ofrecidos en plaza.
Se recomienda
usar los artefactos eléctricos conectados a la red, ahora si su uso es
inevitable, es conveniente comprar pilas recargables, de esa manera se
produce una gran reducción en el volumen de residuos a desechar, puesto
que cada vez que se recarga la pila se evita tirar a la basura una
unidad.
Otra alternativa es optar por las pilas alcalinas con mínimo de mercurio y preferentemente opciones de las que se puede hacer uso.
También es recomendable usar calculadoras o aparatos a energía solar y no dejar las pilas al alcance de los niños. Pueden llevarlas a la boca y hacer una inconsciente ingesta de metales pesados con su consiguiente peligro para la salud.
El
Estado debe intervenir urgentemente para definitivamente establecer los
mecanismos que faciliten la recolección de las mismas en recipientes
adecuados y adoptar las medidas para su reciclado y destino final
ambientalmente seguro (relleno de seguridad para residuos peligrosos).
Este
tema compromete por igual a fabricantes, técnicos y gobiernos, quienes
deben desarrollar obligatoriamente y a la brevedad, métodos eficaces
para la eliminación segura de las pilas y evitar así el impacto
ambiental que producen sus componentes contaminantes, poniendo en
práctica políticas ambientales que hagan de la calidad de vida no una
declaración sino una realidad. Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social –
El significado de los animales y su relación con el tótem
El unicel es un plástico hecho a partir
de un derivado del petróleo conocido como estireno, el cual
es considerado actualmente como un cancerígeno. El unicel libera sustancias tóxicas al
entrar en contacto con las comidas y bebidas, que amenazan la salud.
El unicel, al quemarse produce sustancias tóxicas que contaminan
el aire que respiramos y dañan nuestro sistema respiratorio.
Al meterse al horno de microondas, producen dioxinas,
que al acumularse en el organismo, pueden provocar cancer.
El unicel es uno de los materiales menos amigables
con el ambiente.
¡No es biodegradable!
La bandejita o vasito que uses, estará en algún lugar de
la superficie terrestre…